Necesitamos soluciones a problemas reales

Periódico: 
Las Provincias
13/02/2023

En el fin de semana del 4 al 5 de febrero de este año electoral de 2023 se celebró en la ciudad de Valencia la intermunicipal Nacional del Partido Popular para recordar sus triunfos en la Comunidad Valenciana en décadas pasadas y rememorar la figura de la alcaldesa Rita Barberá. En la Ciudad de las Ciencias se montó una gran parafernalia organizativa para infundir a los candidatos ánimo, hacer promesas electorales y abordar ciertas cuestiones políticas. El partido ha salido reforzado y unido. Las asistencias de los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy junto a Núñez Feijoo es un testimonio de ello. Numerosos medios de comunicación cubrieron el acto. El líder actual del partido ha formado su equipo, se han proyectado excelentes imágenes de los políticos más representativos que gobiernan ciertas Comunidades Autónomas y por supuesto de los candidatos valencianos a la Generalitat, Carlos Mazón, y a la alcaldía de Valencia, María José Catalá. La prensa ha recogido las declaraciones más llamativas de las intervenciones de los diversos protagonistas.

Sin embargo, algunos sectores de la sociedad han echado en falta la enunciación de propuestas atractivas, reales e imaginativas del PP para solucionar los graves problemas por los que atravesamos. Nos preguntamos ¿Se acabarán las arbitrariedades del poder central con la Comunidad Valenciana en la infrafinanciación, se solucionarán los problemas de las infraestructuras, - corredor mediterráneo, puerto de Valencia, soterramiento de vías, parque central-, se procederá a un trasvase de agua equilibrado, se acometerá la defensa de las señas de identidad, se frenarán los ataques a la cultura valenciana, etc.? ¿Se ponderará, sin victimismo, lo que representa la CV en España? Somos la cuarta Comunidad del Estado en cuanto población con más de 5 millones de habitantes y una densidad de más de 220 habitantes por Km2.

Y el partido socialista y sus coaligados de gobierno ¿Qué? Viéndolas pasar. Los dirigentes de dicho partido que actualmente gobiernan la Nación y la CV han pretendido ignorar el panorama económico-social que atravesamos y que se aventura. Venden humo y obvian la pérdida de poder adquisitivo y el incremento de la pobreza de la ciudadanía.

El PSOE faltó a la verdad en campaña electoral y también después de ganar las elecciones, incumpliendo sus promesas electorales, entregándose al independentismo y al radicalismo podemita. Hincha las cifras macroeconómicas. Estamos en una aguda crisis inmobiliaria, un descenso del consumo alarmante y fuertes impuestos para los servicios que recibimos. A esta situación, debemos añadir que los tipos de interés del Banco Central Europeo no van a bajar en breve plazo, lo que supone un progresivo empobrecimiento de los endeudados y de los españoles en general.

Retrotrayéndonos en el tiempo, el humanista valenciano Juan Luis Vives (1492-1540) en su tratado De subvencione pauperum -Del socorro de los pobres- ya abordó tangencialmente los temas de la pobreza, la indigencia y la inmigración, problemas que en la actualidad afectan a diversos contingentes poblacionales, y exclamó “¡Cuánta menos necesaria sería la penalidad si la prevención hubiera sido otra!   

La función del Estado es prevenir y velar por las vicisitudes del desempleo. A los gobernantes incumbe la responsabilidad de dictar las disposiciones necesarias para el buen gobierno de los ciudadanos.

Juan Luis Vives constató las ventajas que se derivarían de la aplicación de las medidas o consejos que proponía, que se pueden resumir en “trabajo para todos”: un gran honor a la ciudad, reducción de los hurtos, latrocinios, delitos, crímenes, mayor concordia pública, dignidad de vida y plena libertad.

Recomendaba a la corporación rectora de la ciudad - y del Estado- que “cercenase cuanto pueda los gastos públicos como son los convites, regalos, agasajos, fiestas anuales, pompas, etc., todo ello conduce al pasatiempo, a la soberbia y a la ambición”. Sin embargo, en el gobierno del Estado y de las autonomías lo que reina es el boato, el endeudamiento, el dispendio, los improductivos viajes de recreo y la creación de excesivos ministerios con dudosas competencias y de nombramientos públicos superfluos.      

Cuánta vigencia tiene el pensamiento vivista para aquellos políticos que solamente piensan en ocupar cargos y servirse de ellos, en vez de intentar mejorar el estado del bienestar de nuestra sociedad.