La obsesión del llamado pancatalanismo por integrarnos en su construcción política conocida como 'paisos catalans', calificada sistemáticamente como quimérica por tirios y troyanos, es ridícula totalmente y cuando aparecen sus proclamas, directa o taimadamente, la hilaridad sobrepasa a la indignación, con ser la segunda elevada.
Aunque la corriente integradora tiene una potente facción en su anhelado Pais Valencià, infiltrada a dedo en organismos públicos y privados y que actúa como auténtica Quinta Columna, siempre denostada, ahora ya levanta cabeza. Y aunque el desprecio de los valencianos es manifiesto, se han lanzado como fieras hambrientas a por todo desde el poder que han ocupado.
De todas maneras vamos a darles algunas ideas para que continúen acaparando premios a la estulticia y la ridiculez.
La horchata, por ejemplo, ¡que delicia!, cultivada la chufa en las pendientes de Montserrat tendría, incluso, mejor sabor, así que el cambio de denominación estaría justificado, aunque es suficiente justificación el que las horchateras de Alboraya la sirvan hablando exclusivamente la lengua del imperio. Seguidamente deben solicitar que la célebre canción popular 'Horchatera valenciana' cambie el nombre por 'Horchatera catalana'. El éxito 'urbi et orbi' asegurado.
Otra propuesta. En Elche, cuando desciende la 'carchofa' y se abre, el niño angelical que aparece debe exclamar de inmediato «som catalans», con la obligación de los asistentes de repetirlo tres veces, como estribillo, jaleado por el alcalde de la localidad. Éxito mundial asegurado.
Y del 'arroz a banda' ¿qué les podemos sugerir?, que lo conviertan en arroz a 'cuatro bandas', por aquello de las cuatro provincias y a 'equis bandas' cuando creen las veguerias. En todo caso que no se olviden de añadir la denominación emblemática, quedaría así 'arroz aé bandas dels Paisos Catalans'. En la China causaría furor y en la Cochinchina delirio.
De la paella nada, ya han patentado lo de paella catalana, pero sobre eso no opinaremos, que se estrellen con ella, nosotros mut. Como comprenderán, una paella en la que ponen chorizo, longanizas y butifarra catalana no conviene reivindicarla, el desprestigio valenciano sería total.
En cuanto a lo de la Albufera de Valencia que quieren que les diga, ahí si que lo van a tener crudo, buenos son los del Palmar para que les cambien el nombre y para que les quiten la propiedad. Vicente Aleixandre y sus huestes no les dejarán pasar. De todas maneras ya tienen el Delta del Ebro, ¿ para qué quieren más o es que su ambición no conoce límites? Por mucho que lo intenten será dificilísimo que los patos graznen en la lengua del imperio, que anguilas, barbos y carpas bailen la sardana y que los arroceros cambien el sombrero de paja por la barretina. De momento al 'all i pebre' lo dejan tranquilo, aunque todo se andará.
A Joan Fuster, Vicente Andrés Estellés, Enric Valor y a otros de menor nivel se los dejaremos, respetaremos su inclinación personal, ya que el descrédito, con ellos, está servido.
Sobre Ausias March y Joanot Martorell dudamos, por un lado nuestro natural caritativo nos mueve a permitirlo para que puedan tener y presumir de un nivel literario excelso, pero sólo de temporada y con promesa de devolución en firme, a pesar del peligro que supone si recopurdamos lo propensos que son a no devolver nada, recordemos lo del patrimonio aragonés intervenido o lo de los documentos de Salamanca robados. Por otro lado sospechamos que si les cedemos a éstos igual se apropian de otros muchos como Teodoro Llorente, Gregorio Mayans, Xavier Casp, Miquel Adlert, Carles Ros, etc. que citamos a voleo o vuela pluma. Lo meditaremos.
Sobre las fallas. Ahí metieron la pata, las despreciaban e intentaron eliminarlas. Error garrafal. Ahora intentan remediarlo con amenazas, chantajes y el mando y ordeno. Se han encontrado, sin embargo con un muro infranqueable.
De todas maneras, aparte de que el pueblo valenciano reaccione con chacotas, desprecio, hilaridad y socarronería, todo propio de nuestro carácter alegre y desenfadado, lo que reflejan los falleros a la perfección anualmente, será de agradecer que la oposición política se atreva ya a enviar protestas, cada vez más enérgicas, al tripartito que gobierna que, con sus mamarrachadas y propuestas se lo sirve en bandeja
Otro consejo, la pela cuesta mucho de ganar y poco de tirar, perder o derrochar, y aunque creáis que es una inversión de futuro, para largo lo fiáis, un Siglo puede ser un pozo sin fondo con divertículos insondables.
Pero, tampoco quedaría mal que Consell y Diputaciones se fijaran cómo con dinero público se sostienen asociaciones pancas, se pagan publicaciones pancas en las que el término País Valencià es su divisa. Y sobre esto la lista sería interminable, pero se agota el espacio. Otro día más.