Las diversas “cumbres” y reuniones celebradas para abordar la cuestión del calentamiento global, cambio climático y la preservación del medio ambiente han contribuido a generar una mayor concienciación sobre el problema de la contaminación atmosférica y otros efectos colaterales que sufre la Humanidad y el planeta Tierra.
La historia geológica nos enseña que a la largo de los tiempos se han producido períodos glaciares - glaciaciones Würn, Riss, Mindel, Günz- e interglaciares y trasgresiones y regresiones marinas que han actuado sobre la superficie terrestre y sobre la flora y fauna. Los movimientos orogénicos de la península Ibérica y los restos marinos hallados en algunas áreas geográficas de la Comunidad Valenciana y los animales representados en las pinturas rupestres franco-cantábricas en las grutas de Altamira, la Pasiega y el Castillo en España, o Lascaux, Niaux y Combarelles en Francia son muestras de ello.
Los factores que más están influyendo en el deterioro y destrucción del medio ambiente y del paisaje son el desarrollismo, la explotación de recursos naturales, la sociedad de consumo, la contaminación y actualmente el calentamiento global que provoca grandes oscilaciones térmicas y los fenómenos de gotas frías o DANAS y maremotos o tsunamis.
El impacto medio ambiental afecta a la hidrosfera, la biosfera, la atmosfera y el sustrato litológico. El fenómeno del calentamiento global y la cantidad de residuos nucleares y tóxicos que genera la industrialización son problemas que preocupan a la sociedad. La situación de España es mejor que la de la mayoría de los países industrializados de Europa debido a la mayor cantidad de espacios naturales no alterados y la mayor biodiversidad de flora y diversidad climática. Pero, también tenemos problemas que amenazan el medio ambiente en la Península Ibérica y en el globo terráqueo en general. Los podemos sintetizar en los siguientes puntos:
1. Desforestación y erosión del suelo. La deforestación está provocada por el ser humano para aprovechar los recursos madereros. Asimismo, los incendios forestales, la agricultura intensiva, la ganadería, las construcciones urbanas, la tala de arbolado para la fabricación de utensilios y de papel han contribuido a la desertización de una parte de la superficie terrestre. En otros tiempos, los bosques españoles llegaron a ocupar entorno al 85% de la superficie de nuestro territorio; en la actualidad dicho porcentaje se ha reducido al 30%.
2. Contaminación atmosférica. La quema de combustibles y los procesos industriales inciden en la calidad del aire que respiramos y en el medio ambiente. Destacamos los siguientes fenómenos:
a) El calentamiento global. Este fenómeno se abordó ya a escala mundial en el Protocolo de Kioto de 1997 y en sucesivas reuniones con el objetivo de evaluar la evolución del proceso y tomar medidas que lo frenen. En 2011 se celebró en Durbán (Suráfrica) la XVII cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático. En ella estaba en juego el futuro del Protocolo de Kioto que expiró a finales de 2012. Los países asistentes aprobaron la hoja de ruta para un acuerdo destinado a reducir las emisiones de gases con efecto invernadero. Se acordó que debería firmarse en 2015 y entrar en vigor en 2020. Esta conferencia climática salvó “in extremis” un acuerdo de mínimos que no convenció a todos. Los países que actualmente más contaminan son China, EE. UU, India, Brasil, Rusia, Japón, Canadá, etc.
b) La capa de ozono. Su destrucción es perniciosa para el medio ambiente. A escala internacional el Protocolo de Montreal de 1987, ampliado en Beijing en 1999 limitó la fabricación y emisión de gases que perjudiquen la capa de ozono.
c) Contaminantes no gaseosos. Los humos despedidos por el tráfico rodado, las partículas liberadas por las calefacciones, los aires tóxicos ocasionados por la actividad industrial producen contaminación, que en ausencia de lluvias y de vientos forman una capa estable de aire contaminado que se instala sobre las ciudades y se hace ostensible cuando se dan ciertas circunstancias atmosféricas.
El ser humano hasta hace unas décadas no se había concienciado que los recursos hídricos y energéticos son limitados y que la Naturaleza no es capaz de reponerlos al ritmo que los consumismos por el incesante incremento de la población. Los minerales y las energías fósiles -el carbón, petróleo, gas natural- imprescindibles en el mundo actual son energías no renovables. Si seguimos el mismo modelo de desarrollo pueden llegar a agotarse. Por tanto, es perentorio buscar nuevas alternativas que satisfagan las necesidades sociales del estado del bienestar y la preservación de la Naturaleza.