En la iconografía religiosa católica del histórico reino de Valencia abundan vírgenes y santos protectores de las enfermedades y calamidades. Entre todas las imágenes protectoras, la más estimada y que recibe una especial y devota veneración es la “Mare de Déu”, bajo las más diversas advocaciones.
La “Verge dels Desamparats” cuenta con una rica iconografía que abarca las distintas manifestaciones artísticas y artesanales; no solo se han pintado “tablas” y “lienzos” para destinos de iglesias y capillas, sino también como plasmación religiosa en medallas, grabados, estampas, tocados, aderezos, protocolos notariales que reflejan la proyección del sentimiento religioso de muchos valencianos.
Las peculiaridades de la sociedad valenciana del siglo XV, en la que hizo acto de presencia la pobreza, la indigencia, las epidemias, el abandono de los desheredados y enfermos, desarrollaron el espíritu de protección, y bajo la advocación de “Nostra Dona Maria dels Ignoscent e Folls”, según la documentación, se popularizará, posteriormente, el nombre de “Mare de Déu dels Desamparats”. En 1493, siendo Papa el valenciano Rodrigo de Borja, con el nombre de Alejandro VI, y por privilegio del rey Fernando el Católico, fue intitulada “Nostra Senyora dels Desamparats”.
Esta advocación contribuirá a superar la aflicción provocada por las pestes aparecidas en el siglo XV, que con desigual virulencia, azotaron el territorio del reino de Valencia.
El fenómeno epidemiológico fue consubstancial a la evolución demográfica. La historia valenciana dispone de abundante documentación archivística y crónicas que registran los brotes epidémicos que en dicha centuria padecieron la ciudad y reino de Valencia. Además de los “Manuals de Consells de la ciutat de Valéncia” y de abundante documentación municipal de otras poblaciones del Reino, contamos con la crónica cuatrocentista del “Dietari del capellà d’Alfons el Magnànim”, con los “Anales Valencianos” y la con “Crónica de Pere Maça” que igualmente registran las epidemias de la época.
La primera de las mortandades del siglo XV que sufrió la ciudad de Valencia hizo su aparición en 1401 y se prolongó a lo largo de 1402 y 1403. En fecha de 7 de febrero de 1402 los “jurats” de Valencia remitieron una carta al rey Martín I el Humano en la que exponían que habían detectado un brote epidémico.
Los “Manuals de Consell” de la ciudad de Valencia documentan que los “jurats” solicitaron al Papa la concesión de indulgencia plenaria para aquellas personas que muriesen en esta pestilencia “in civitate et regne de Valentie”.
El “Dietari del capellà” alude a la epidemia de 1459-1460, conocida por el nombre de la “décima mortandad”. Consta en los “Manuals de Consells” que se hizo un pregón y se celebró una procesión.
Las epidemias reiteran su aparición a finales de siglo. En 1489-1490 sobrevino otro brote de extremada virulencia que obligó a las autoridades municipales del “cap i casal del regne” a adoptar medidas de prevención. En 1491 acordaron los “jurats” y el “Racional” que los “portals de la ciutat fosen tanquats per causa de la pestilencia, excepte els portals de Quart, Serrans, Reyal e de Sent Vicent” y designaron vigilantes para que “no entren persones que vinguen de part on se moren”.
Frente a estas situaciones catastróficas era perfectamente razonable la actitud de invocar a la “Verge” bajo la advocación de “Mare de Déu dels Desamparats” para que consolara a muchas familias afligidas por los efectos de las enfermedades.
La imagen de la “Verge Maria” fue colocada en un principio en el “capitulet”, sala de juntas próxima al hospital, donde se reunían los cofrades a deliberar, siendo trasladada a la Catedral en 1487, hasta que en 1667 se construyó la Basílica de la Virgen. Posteriormente, bajo esta advocación se le consagró patrona de la Ciudad y Reino de Valencia.
Desde los inicios, esta advocación tuvo una finalidad caritativa, cristianamente solidaria con los más necesitados y afligidos de la sociedad valenciana. Así se refleja en los numerosos gozos que se le han dedicado en alabanza y loor de la Virgen María que se venera con el título de los Desamparados a lo largo de más de cinco siglos y que en 2023 se celebró el Aniversario de su Coronación.